domingo, 7 de junio de 2015

Qué importa tu vesania, querida musa, cierzo azul, si el amor siempre devuelve mi cadáver sonriendo tres días después.

El amor es un baile en círculos entre la vanidad y la mentira
Entre humedades, gemidos y un anillo al que le faltan dedos
Autopsia de rodillas que caen con vocación de terremoto silencioso
Ante el altar de un grifo de fuego, de un gato sin sombra, de un tejado con recuerdos funerarios
Ante la gotera roja de tus piernas abiertas
Ante la comedia pornográfica que sale de nuestras bocas
Ante las manos febriles que rajan la placenta

Ella vuelve a preguntármelo: ¿qué es para ti morir?
Y le contesto que morir es rendirse a la sentencia abstracta de la carne
Al silencio de una llama embrutecida
Dejar de hablar con los cuervos, huir de la crucifixión de un amor intransigente

Amor mío, se te olvido decirme
Que el pulso de tus venas
Era una bestia salvaje presa del caos
Mucho más peligrosa que esa que aparece en el espejo
Cuando me siento a escribir

Claraboya de humo blanco, sonido hombre, suburbio de epidemia deshonesta
Una bolsa de carne con todos los aguaceros del mundo
Como un bosque de tierra, como los dibujos de un viejo tartamudo cuya muerte se ve a través del microscopio
Como salir al sol y volar alto a través del tapiz azul de piel y cera
Subiendo, subiendo, subiendo…

Lo sé todo, y a pesar de ello déjame amputarme los dedos después de tocarte
Déjame seguir colgado de la viga de tu deseo
Déjame pensar en tu cuerpo como un arpa de carne
Que llora música al masturbarse

Que importa ser hueco infinitivo, que importa ser catapulta de tren hemorrágico
Si el destino es tu coño sabor pólvora
Qué importa tu vesania, querida musa, cierzo azul
Si el amor siempre devuelve mi cadáver
Sonriendo
Tres días después.

http://ask.fm/RorschachKovacs

miércoles, 3 de junio de 2015

Ojos azules, acuarelas de holocaustos, lupus de rosas de vodka. Los años nuevos llegan como orgías de papel y cegueras. La petaca medio vacía te mira desde el espejo retrovisor. Intentas acallar tus pájaros de nieve, antes de gritar débilmente y rendirte.‎

Mi máscara cae sobre el esqueleto de un antiguo jardín, la marea sube y los barrotes se deshacen con tu carmín de madreselva. Abre tus piernas de diosa vagabunda, somos intrépidos enfermos hambrientos de vesania ámbar. Preciosos ventanales que dan a unos calabozos de marfil donde buscamos el punto G a tu huracán de falda airada y orgasmos infinitivos. La urgencia de dormir entre tus brazos, ebrio, rodeado de tu arena, frotándome contra las musarañas de tus sueños. No dejes que me convierta en comida podrida, sálvame con tus labios de tinta y tus doscientos mil folios de nieve y pasiones. Afuera las maquinas silenciosas siguen con su taxidermia de sentimientos. Nosotros gritamos, gemimos, guardamos en una cajita de cajón todo el rubor de tus mejillas y seguimos con la danza macabra. Nuestro amor es una guerra, un acantilado de palabras, un hermoso chute de serotonina, un hermoso sueño de cemento rosa...

***
La vida sigue con sus dolores, con sus guerras sentimentales, con su vacío congelado, con Hemingway salpicando el desayuno con sus sesos. Nos complicamos demasiado, el gato asume su naturaleza sin remordimientos cuando tortura al pájaro herido, saboreando el final anticipado mientras el sol escupe su telaraña amarilla sobre la escena. Libros manchados de vino, el humo blanco ensortijando tus recuerdos, tijeras con ojos de flor haciendo acrobacias sobre el cielo, calles oscuras como las venas del suicida.

El amor derramado entre nosotros, seco, sin saliva, una ventana apagada que solo contiene cárcel de huesos y orgullo. Castillos de carne y puentes de lluvia. Nos apagamos, ya no tenemos ganas de follarnos, de hablar, de compartir. El hielo de tu risa antes del portazo, antes de la vulgaridad total. Y yo tumbado en el suelo, observando el brillo de tus bragas rojas debajo de la cama, insensible, mientras me pregunto qué voy a comer hoy.