sábado, 3 de octubre de 2015

“Es la mala hora, condenado estoy, cien pájaros hambrientos anuncian la aurora, mi jodida suerte terminó…”

Cada vez que leo la expresión “Carpe Diem” (“Toma el día”, con el sentido de aprovechar el momento y no malgastarlo) yo recuerdo otra expresión “Memento Mori” (“Recuerda que eres mortal”, cuyo significado es más próximo a la fugacidad de la vida) Aunque también es cierto que en la Edad Media y durante el Romanticismo carpe diem tenía un significado más parecido a “vive el momento porque vas a morir pronto”. Pero todo ello es una estupidez, solo te planteas realmente la muerte cuando la enfermedad o la vejez te acechan. No dudo que la muerte cercana de algún familiar o amigo unido a una depresión adolescente –o adultescente- te haga replantearte las cosas, pero creo que solo con la propia decrepitud de tu cuerpo, cuando lo notas fallar, es cuando aparece el miedo.

Me gusta la palabra “alienación”, para el cristianismo de la Edad Media - Tomás de Aquino-, la alienación era la posesión del cuerpo del hombre por el demonio, después del Renacimiento la alienación representa la abolición de la libertad. En términos sociológicos se refiere a estar inmerso en un sistema de poder social que te impide pensar libremente acerca del mismo sistema o la posición del individuo y sus referencias identificatorias. Teorías religiosas, políticas, ideológicas, incluso científicas, que se toman como dogmas de fe. Se produce una idealización masiva de la función alienante. El alienado es la prueba viviente de que, a pesar de ser un ciudadano libre, el hombre puede encontrar la manera de perder esa libertad.
Marx recogiendo las teorías de Hegel escribía sobre la alienación económica que producía en el obrero carecer de plusvalía, ser solo un mecanismo más en la división del trabajo. Herbert Marcuse continuaba esa línea de pensamiento hablando de la alienación de la tecnología, la cultura de medios de comunicación y el consumismo masivo, mediante los cuales el Estado capitalista consigue esclavizar a la sociedad. Gracias a la técnica la sociedad tiende cada vez más a la uniformidad de criterios y a pensamiento únicos totalitarios.

Me agrada también la palabra “Efímero”, las mejores cosas son efímeras: la pasión, un orgasmo, la juventud, la inspiración, las promesas de amor que reverberan en el aire, las flores, la pirotécnica –interna y externa-; también existe el “arte efímero”, expresión artística basada en la transitoriedad y su carácter perecedero, en la consunción, en la no permanencia como objeto artístico material y conservable. A veces pienso que escribir en un blog es como un grafiti de palabras, como los retratos de electricidad que Charles Jacobs crea en “Revival” la infame nueva novela de Stephen King, un breve destello de sinergia que apenas permanece en la  memoria. Es como la roca de Sísifo: escribes, escribes, escribes, y solo es una forma de sobrellevar el cansancio, atrezo.

Por último la palabra “Decadencia”. Me gusta por varias razones, primero su significado: Período histórico en el que un movimiento artístico o cultural, un estado, una sociedad, etcétera va perdiendo la fuerza o los valores que lo constituyen y se debilita hasta desintegrarse. Luego el termino decadentismo, con Verlaine a la cabeza, opuesto a los convencionalismos burgueses, pretendiendo la evasión de la realidad cotidiana, exaltando el heroísmo individual y desdichado, explorando las religiones más extremas de la sensibilidad y el inconsciente. Rilke. Kafka. Oscar Wilde. James Joyce. Arthur Rimbaud…
Cuando comienzas un blog uno de los problemas es el nombre. Pero fue sencillo porque en 2011 estaba imbuido en un periodo decadente, aborrecible y bukowskiano. Aunque también existe una parte superficial en el asunto, Héroes Del Silencio tenían una canción homónima, y cuando la tocaban en directo -álbum “Parasiempre”, había partes muy líricas “Es la mala hora, condenado estoy, cien pájaros hambrientos anuncian la aurora, mi jodida suerte terminó…” “Y en tu ausencia las paredes se pintarán de tristeza, y enjaularé mi corazón entre tus huesos” “Qué lejos estoy del suelo donde he nacido. Inmensa nostalgia invade mi pensamiento. Y al verme tan solo y triste, cual hoja al viento… quisiera llorar… quisiera morir… como Kurt Cobain… de sentimiento”

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