viernes, 23 de enero de 2015

Miles de ojos de sangre en el suelo, balas con forma de corazón.

Te puedes suicidar de cien maneras distintas antes de morir de verdad. Hay muchos que decidieron dejar de buscar metas sencillas, y ahora solo se hacen sencillos a sí mismos. Actualizan cada cierto tiempo su adicción. Creen en Dios, en el alma, en el destino. Simplifican y etiquetan cualquier cosa que no entienden. Y a partir de los treinta se abandonan a la inercia de tener hijos. Mierda emocional. Calles llenas de pequeños manicomios de carne. Bibliotecas vacías. Cerebros vacíos. Personalidades vacías.

Por eso cuando sientas que los cuervos comen tu carne, piensa que hay muchos tipos de soledad y la tuya no es la peor. Aprovéchalo. El arte nunca nace de la felicidad, pero es la única posibilidad de transcendencia. Suelen crecer taludes de rosas debajo de los cipreses del lobo estepario que corta sin miedo los hilos del titiritero.


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No pudo dormir. El azul ha desaparecido y tengo miles de árboles desnudos gritándome entre los ojos. Siento frío, un frío interior. He sacado otra botella de vino para alegrar mis pensamientos y rendir pleitesía al teclado.

Pero el poema ha puesto precio a mi cabeza y me elude con desdén. Frustración, ¿dónde está mi nudo de silencios, ese mártir de la lluvia que necesitaba escribir desde su cárcel de carne? ¿Dónde está el misántropo pornógrafo, el nihilista vulgar y apocalíptico que soltaba sus manos de la cornisa en cada párrafo?

Pero tampoco es cuestión de llorar por un par de emociones mal hechas. Hay que sobremorir entre la futilidad cómica y la agresividad depresiva. Intentando eludir la tumba de mi interior que grita procrastinación. Acuchillando cada segundo hasta alcanzar la tormenta de palabras. Por eso entiendo al gato que juega con el globo de helio. Los dos buscamos el caos, el sudario, los antidepresivos que siguen clavados en el armario blanco de los buitres del alma. Pero cuando todo explota él puede disimular, yo no.

Honestidad. Mi polla sigue girando como un tiovivo enloquecido sobre tu recuerdo. Y sé que el amor es un manual de guerra al que le faltan las últimas páginas. Un gesto eterno en el muro de la memoria. Es no fijarse en el tamaño de la herida. Pero a pesar de ello ven y busquemos juntos el accidente, el haiku, los pasadizos escondidos de tu clítoris, las llamadas perdidas, la niebla de realidad, el ajuste de cuentas, el poema que se queda atorado en la garganta y te impide respirar. Ven y escuchemos el Unplugged de nirvana en bucle emocional. Pasemos una temporada en el psiquiátrico de luna de miel. Ven mujer jungla, niña vaginaria, arranca el hacha de mi cerebro, o mejor aún: húndela más, derrotemos juntos a todos los dioses paganos a golpes de cadera. Escucha la risa perfecta de esta noche y arde conmigo.

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