miércoles, 26 de noviembre de 2014

No es necesario ser una casa para tener fantasmas.

La literatura es ofrendar memoria
Y buscar la fantasía en el pecado de tus labios
Por eso no hay que dejarse distraer por esos versos
Que gritan desde un agujero llamado Nevermore
Y amenazan con arrancarte los ojos

Hay que seguir escribiendo una y otra vez
En la arena de una playa llamada Vida
Continuar ahí donde Dios ha fracasado
Intentado superar lo efímero

Así es el poema: explota en tu pecho mientras intenta huir
Vive, como el amor, cuando deja surcos y arrugas en tu carne
Cuando las mariposas bailan un vals entrópico entre las pavesas de una hoguera de San Juan
Cuando tu mente, rompeolas con vocación de puente, se pone a jugar con el otoño de mi lengua
Y hacemos explotar juntos un mundo entre tus piernas

Y es cierto que en ocasiones a la angustia le crecen alas
Y hay que batirse en duelo para hacerla desaparecer
Pero peor sería un laberinto sin minotauro
Un paraíso aburrido donde las flores mueren de pie
Una vida sin sexo con aroma a cadalso
Una veleta sin cierzo, una polla sin ventanas
Un alma de tuerca que olvida el olor de la nieve

Por eso cuando te veo cruzar de un salto el osario de mis pensamientos
Con tu risa azul y una granada en la mano llamada Deseo
Sin pensar en las consecuencias
Queriendo follarte al abismo en un último gesto de canibalismo
Tengo miedo, mucho miedo
Porque al verte lo que quiero
Y necesito
Es pudrirme a tu lado
Beber de ti
Y ser libre.

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