viernes, 30 de noviembre de 2012

Eras una puta. Y quizás yo también.

Estoy borracho. El insomnio. La vida. El miedo. Miro por la ventana, un grupo de personas rezan ante su becerro de oro, un cajero, con las manos en alto gritan “Señor, perdónanos, danos tu absolución” Voy al baño a vomitar. La locura campa a sus anchas. Madrid es una porqueriza.

Me preguntas si es domingo. No, no lo es. Es un jueves maligno y vulgar. Suena mi teléfono. Te doy una excusa y me encierro en el baño. El vino funde dos besos, nuestras palabras follan en esa liturgia llamada amor platónico.

Pero todo termina, siempre, de forma desagradable o imperfecta, solo es cuestión de tiempo.

Salgo, vuelvo al dormitorio. Me miras fijamente: ¿tienes algo de ternura que prestarme? Tu voz suena como un condón roto, como un médico demasiado amable al darte los resultados, como un cuerpo desconectándose tras un accidente. Y así, tal cual, como Judy Garland siguiendo el camino de baldosas amarillas, desapareces de mi vida. Un portazo nihilista. Musa demente, funambulista de la soledad, arqueo imposible, zozobra enhiesta.

¿Por qué hace tanto ruido ese reloj parado?

Abro otra botella de vino. La despótica nostalgia me hace recordarte desnuda, atada, abierta sobre la cama, como la más perfecta, inmoral y bella obra de arte que jamás hubiera existido. Tus pechos eran ebriedad y miel, necesitaba romperme contra ti con avidez de masoquista suicida, Ophelia perfecta, escarcha de mis sueños, tu olor era un viento hambriento que me poblaba y hería.

Empieza a llover. Me siento culpable, flor de plástico, un charquito de semen donde se refleja la luna, danza macabra sobre lago helado. Me masturbo violentamente, aprieto demasiado, duele, pero necesito sentir algo, lo que sea, cualquier cosa con tal de sentirme vivo.

Eras una puta. Y quizás yo también.

Hearing Damage by Thom Yorke on Grooveshark

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Tú.

Cercana y lejana a la vez
de lasciva virginidad
tangible como un espejismo
obscena e inocente.

La madrugada sigue siendo mi lugar favorito
para afilar metáforas
sobre la cornisa de tu belleza
mientras tu abrigo rojo llena de cristales arcoíris el aire.

El amor
-aunque a veces se me olvide-
Implica más riesgo que destino
es un faro que parpadea en la tormenta/memoria
un escote, dos carcajadas, tres caricias, cuatro besos, y una eternidad de.

El poema maúlla, se escucha una explosión
seis cisnes rojos forman un nueve en el lago azul de tu sonrisa
el anzuelo de tu voz me convierte en la puta de tus besos
sin ti solo soy una orilla dormida.

Desnúdate y pasea sobre mí.

Kerosene by Crystal Castles on Grooveshark

martes, 27 de noviembre de 2012

El tiempo es una nomina en el banco de la nostalgia. Recordar es un préstamo.

Uno a uno
mis dedos te recuerdan.
De cerca parecías menos alto, más roto
menos bosque, como un árbol caído
me dijiste que mi coño
tenía forma de herida
de cascada hambrienta
de saliva y lengua.

Y miraba en el reflejo de la ventana
como me preñabas sin preliminares
ni piedad
mis piernas de niña en alto
temblando, convertida en hueco
follada con el sentimiento
de la cuerda en mis muñecas.

Tus palabras
como un carnet de biblioteca caducado.

Te limpiaste en mi interior con desgana
como si fuera un río sucio
y me dejaste sola
dibujando en la pared
con las manos encharcadas
de rojo oscuro sedal
toda la cosmología
de mi amor masoquista.

Como si fuera una Alicia
llena de canas
persiguiendo al Conejo Blanco
con un hacha.

Pero nunca fallas
ORGASMO
siempre serás un gesto eterno
con alas de papel
golpeándose una y otra vez
contra el muro de mi memoria.

Me levanto de la cama
tengo que hacer la cena
para mi querido marido
preparar todo el escenario
de perfecta convivencia
con su tópico de sofá
y esas pequeñas cosas
que creo
me hacen feliz.

Creep (Radiohead) by Richard Cheese on Grooveshark

viernes, 23 de noviembre de 2012

Un sudor enfermizo deslizándose por la cerradura, olor a gritos, pesadilla, quemaduras en la alfombra, tierra en los ojos y humedad en las paredes.

El amor es una carta de suicidio
una soledad, un estertor, un descosido de semen, un nudo en las venas
una promesa de felicidad antes de desflorar, de horadar la carne
un peso muerto, un ronquido, una necedad.
Mi corazón, antes de conocerte, era una cloaca de silencio cruel
como el de una ventana tapiada.

Metáforas como rendijas que flotan
en habitaciones separadas
fractales por omisión
como las cicatrices de tu boca.
(¿Hay un corazón detrás de tu ropa, de tus plumas escarchadas?)

“Ven aquí, mi amor, vamos a matarnos en la mentira” me dices
y sin rendir pleitesía al vértigo que me provocas
me empujas la cabeza entre tus muslos
hacía ese coño de féretro anémico de sentimientos.
Y bebo tu mundo, trago tus aguas saladas
pero en vez de fundirme en tu misterio
mi lengua se hiela, mi corazón se congela.

“Tengamos un aborto esta noche, pero no intentes desvirgar mis sentimientos” me dices
(Estás enferma)
Los cuervos chillan en tu cabeza, el eco golpea tu cráneo
miles de hormigas ebrias de sangre supuran de tu cuerpo.
Y mientras la guadaña juega en la rayuela
me mutilas con tus uñas negras y rotas
atravesando mi saco de huesos.

Cuando todo ha acabado me acunas entre tus brazos
apenas respiro
mi corazón late entre tus labios
sonríes y me lanzas por la ventana, hacía el cielo
“Vuela, vuela libre” me dices

Y me elevo desde el quinto piso
rápidamente
hacia el suelo
donde el asfalto me aplasta
con su bendición.

Sirens by Madrugada on Grooveshark

jueves, 22 de noviembre de 2012

Hay ciertas noches en que el mar solo tiene sentido si me veo reflejado en tus ojos.

Dios se masturba como un mandril en el zoo
haciendo caer su tristeza estéril sobre nuestras cabezas
como mierda de paloma
blanca y sucia.

Me gustaría huir lejos de aquí, donde no me golpee el silencio
donde mis sueños no se derramen sobre el asfalto
como hojas de otoño barridas por el viento de madrugada
pisoteadas por todos esos que caminan durante el día
ignorantes
de una cárcel a otra.

Pero ella es mía.
Ella que solo es un trozo de carne sometida
ella la puta
la princesa
la virgen sucia y casquivana
la que escoge el atrezzo y sabe abrirse de piernas
de la forma adecuada en cada momento.

Su coño una sonrisa, siempre dispuesta y mojada para mí.

Pero sin darme cuenta
el autentico esclavo soy yo
adicto a esa coreografía de sumisión
cada azote es un te quiero sincero
pero impuesto por ella.

Mi Ama. Mi amor.

Born to Die by Lana Del Rey on Grooveshark

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Mis dedos tienen forma de paracaídas.

Y él seguía insistiendo
¿Cuál era el secreto?

Y yo le contestaba
que no había secreto
era cuestión de leer dos o tres libros por semana
escribir todos los días
todos
y la soledad
donde a veces conectabas con algo
que solo tú comprendías
y que te susurraba al oído si le invitabas a una copa.

Pero la respuesta no le gustaba
era demasiado prosaica.
Me hablaba de terminar una carrera
de concursos
de esos famosos talleres literarios y círculos intelectuales
donde diseccionaban
todos juntos
en corrillo
el puñetero secreto.

Le interrumpí y le dije que sí, que eso también era útil
pero que seguramente todo lo era
todo ayudaba
incluso no hacer nada
y quedarse observando la vida
en las grietas del sueño.

¿Y el talento?

Bueno…
También es importante
pero no hace el trabajo sucio
no impide que te mueras de hambre
o que tu mujer te abandone
o que al final no sepas decirlo como ellos quieren
y los aplausos sean paletadas de tierra sobre tu cadáver.
Normalmente la vida y el talento siempre llevaban ritmos diferentes.

Entonces se puso nervioso, movió mucho los brazos y salió dando un portazo.

Pero, ¿qué esperaba?
yo era un decadente
no me embargaba la comezón o la ansiedad por las palabras o la literatura
era más bien un vínculo parasitario
una forma de evasión, de supervivencia
de convertirme en alguien distinto
mejor
quizás alguien con respuestas
o capaz de explicar que cada uno tenía su propia y única respuesta.

Para mí desde luego era un buen trato
las palabras solo exigían un pequeño tributo de tiempo
y un extraño
y sincero
heroísmo.

Fez - Being Born by U2 on Grooveshark

martes, 20 de noviembre de 2012

Breve postdata en la pared norte del manicomio.

Oh, mi querida musa demente
siempre tan altiva
pero con ese miedo atroz a la soledad.

Incluso en la dramática despedida
cuando me golpeabas con tu viento ciclotímico
(como si lo único que hubiera conseguido
en todo este tiempo
fuera entristecerte)
ya tenías a otro
esperándote.

Torpeza mía, me cazaste tan lentamente
que me sentía victorioso
cuando transitaba tus caminos fríos
(de deseo calculado)
muerto de sed.

Y ahora, un año después
no queda nada de ese espíritu increíble.
Solo una sombra de algo
que quise demasiado
y que languidece lentamente
en su habitación de marfil.

Vocal by Madrugada on Grooveshark

lunes, 19 de noviembre de 2012

Lo habíamos intentado, algunos más que otros, pero ya no quedaba tiempo

Seguía siendo joven
los días
(como olas que nunca te aburren)
conservaban un cierto encanto
de descubrimiento personal.

Estábamos en mi casa
(el humo del hachís inundándolo todo)
Manolo se metió unas rayas de coca
sobre mi libro de Kierkegaard
(nunca lo terminé de leer)
le pusimos “Réquiem por un sueño”
y casi nos morimos de risa.

En otra habitación una pareja discutía
(The End, como un amanecer, sonaba de fondo)
y aunque a nadie le importaba demasiado
todos prestábamos
muchísima atención.

Salimos de allí en busca de más.
y conocimos a una chica
(¿qué será de ella?)
tenía una risa estriada
un complejo entrañable
y un novio alemán al que veía
una vez al mes.

Y yo solo quería correrme
sin complicaciones
ni mensajes de amor.
Pero no, no me atreví.

¿Acaso importaba?

Me sentía atrapado
como una rata de laboratorio.
A veces ni siquiera sabía
si realmente lo estaba pasando bien.
Me conformaba con gritar un poco
contra la balaustrada de la nada
mientras esquivaba al cocodrilo hambriento
y su taciturno tic-tac.

Han pasado diez años
pero sigo esperando el milagro junto a Leonard Cohen
tímido, frágil, quizás estúpido
con muchos recuerdos
pocas hazañas
y algunos números de teléfono
a los que molestar de madrugada.

Quizás no me haya ido tan mal después de todo
aunque a fin de cuentas
soy yo quien elige aquí el final
no la vida.

Algo bueno tenía que tener, por fin, la puta literatura.

Special Needs by Placebo on Grooveshark

viernes, 16 de noviembre de 2012

Incesto en un suspiro entrecortado de despedida.

Miro al cielo en búsqueda de algo
(un espejo se hace añicos)
y el silencio sobrecoge
con su virtud atea.
Eyaculo sobre la piedra
varias veces
y veo crecer una rosa
blanca
y totalmente muerta.

Otra botella, ave de rapiña
brindis a la nada
a su secreto.
Alimento la flor
con la negra savia de mi huida.
La gente muere lentamente allá afuera
como esclavos
sin apenas darse cuenta.

Y el amor
en su trono purpura de sudor
se convierte en violencia y tormento
en venas fatigadas llenas de vómito.

La bebida sodomiza
como charcos de agua sucia
que se estremecen
sin entender por qué siguen ahí.

¿Ganar, perder?
¿Para qué, si el mundo nos va a olvidar de todos modos?
La literatura es una puta que finge orgasmos
Dios apuesta al caballo equivocado
tus cenizas caben en un dedal.

No me atrevo a conocerme a mi mismo
no me atrevo a mirar
a recordarme.
Y antes de que las mentiras
destruyan mi cuerpo
(lágrima de estiércol
reja de jardín)
beso a la serpiente en la boca
y extiendo el antebrazo
para terminar con la farsa.

Pero justo en ese momento
los peces del acuario gritan:
“Jesucristo era Judas, y murió en la horca
ajeno a las voces de su cabeza”

Y el genio
disputa su partida de ajedrez
con la Muerte
mientras la música
pide
una noche más.

Solo una noche más.

Angriff (radio edit) by Front Line Assembly on Grooveshark

jueves, 15 de noviembre de 2012

No he ido a trabajar porque no quería dejar de vivir.

La nieve caía de tu rostro
y te desnudaba como un jardín
sobrecogiéndome
arrugando mi instinto
sin dejarme ver que eras una esfinge sin secreto.

Luego vinieron los diamantes de saliva
los ciervos preñados en nuestras muñecas
la sonrisa prestada y eterna de tu oso de peluche
los ojos de miel azabache para los días de lluvia.

Pero al cabo de unos meses
tú, mi querida veleidad
princesa de cuento
empezaste a convertir el amor en asesinato
a ser una niebla necrófila que encanecía mi mente.

No se cuánto duró.
Demasiado.
O quizás demasiado poco.
Pero un día cualquiera
sin un motivo especial
te maquillaste con el carmín de mi sangre
y, como un sueño prestado, desapareciste para siempre dando un portazo.

Y allí, con el murmullo de las cucarachas
la copa rota
y la belleza perdida
pensé:
“Así suele acabar todo. Siempre”

Y como no quería ser un despojo poético
ni pensar en sirenas varadas en el alfeizar
tras muchos meses
de arduo esfuerzo
conseguí olvidarte.
Una especie de tregua
de sereno vacío
pero, ¡qué demonios!
Podría llegar a acostumbrarme.

Entonces tocaron al timbre.
Vacilé un instante.
Pero al final abrí la puerta.
Era otra.
Alguien distinto.

Y todo volvió a empezar.

Te echaré de menos by Los Piratas on Grooveshark

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Una cuestión de perspectiva.

Le ordeno que se desnude. De rodillas. Sobre la cama. Separa las piernas. Ábrete. Mi mano es una fusta. Golpes moderados. Marca roja sobre sus nalgas. Expuesto. Humillado. Su polla dura, enhiesta. Habla sin permiso. Indisciplinado. Mi pie en su cabeza, hundiéndole contra el colchón. Pide perdón. Empieza a chuparlo.

Le observo excitada. Empiezo a acariciarme el clítoris, miles de terminaciones nerviosas, hinchado, húmedo, mientras me follo su boca con el pie. Es suficiente. Le ordeno ponerse en posición de nuevo. Empiezo a acariciarle. Primero un dedo. Poco a poco. Dentro. Fuera. Gime. Empiezo con el segundo. Un poco más rápido. Bien. Buen perro. Es el momento. Doble dildo, con arnés. Casi iguales. Me lo introduzco lentamente. Ajusto las correas. Lubrico su parte. Me mira asustado. Queja. Azote. Empiezo a presionar. Gime. Dolor. Me aferro a su cintura para hundírselo. Grita. No paro. No puedo. El placer es demasiado intenso. El dildo atraviesa mi coño con cada nueva embestida. Me muevo como si fuera un hombre follándose a una puta, ajeno a todo excepto su placer. Él sigue gimiendo de dolor pero empieza a moverse a mi ritmo.

El consolador está casi entero dentro de él. Acelero. Me corro. No me cuesta nada, me encanta poseerlo así. Le ordeno darse la vuelta. Se tumba boca arriba y se sujeta las piernas en alto. Me coloco encima de él. Sigo metiéndosela, mi cara pegada a la suya, diciéndole obscenidades. Ya no se queja. A la pequeña zorra le empieza a gustar. Aumento el ritmo, se la clavo con fuerza mientras le miro a los ojos. Su polla se balancea de un lado a otro. Sé que quiere tocarse pero no le he dado permiso. Se la cojo, empiezo a masturbarle. No tarda mucho en correrse, con fuerza, manchándose todo el pecho. Me embadurno los dedos y le obligo a chuparlos, a limpiarme.

Y en ese momento, mientras se la saco lentamente del culo, al observar su mueca al tragárselo, vuelvo a correrme.

Little Faith by The National on Grooveshark

sábado, 10 de noviembre de 2012

¿Son las dudas del poema una forma de certeza?

Párrafos preñados de amantes ansiosas
por complacer y olvidar.

Y sin embargo la sempiterna soledad
como un beso ahogado por la tormenta
como un árbol centenario
que tartamudea pavesas en el momento de su muerte.

¿Cómo abandonarte ahora, mi querida isla, dulce y hermosa?
Ahora que luchas por nacer de nuevo
y los sueños caen de tus cabellos.
Ahora que cantas y sonríes
a la luz de mi recuerdo.
Ahora que los dioses de arena se deshacen en tu mano
y el palacio de la creación viste de dicha tus paredes.

Por eso arriésgate niña-mujer
enlaza tu mano núbil y bailemos la noche.

Que el tiempo nos busque por los pasillos del delirio
mientras pintas las explosiones de tu pecho con carmín
y fundes las mariposas en mi cama.

otra vez by Nudozurdo on Grooveshark

viernes, 9 de noviembre de 2012

El universo se arrodilla y observa los muros de nuestra prisión.

El niño abandona la matriz
sin saber que ahí afuera
solo hay finas alambradas para la mente
piedras inseminadas por ojos mancos.

Todavía es pronto para las balas con nombre de mujer
siempre vestidas de luto
que ofrendan su fugaz amor
besando el hueso
y violando la carne.

Pero el niño es curioso
mira debajo de la cama por las noches
y descubre al asesino del árbol.
Es un monstruo hermoso que vomita relojes
guillotinas
sogas
monedas de plata
y latas de cerveza.

El universo se arrodilla
y observa los muros de nuestra prisión
llena de seres tartamudos, hoscos e indiferentes.
Y le pregunta como es posible
que podamos vivir en un espejo roto sin jardín.

Y antes de que el niño pueda contestar
aparece la Muerte
con un humor seco y pegajoso
despertando amputaciones y un suspiro extasiado.

Bailar con ella es como pisar huesos rotos
los cortes dibujan un cuadro de sangre en su cerebro
mientras el piano, siempre hermoso, suena de fondo.

El adolescente besa su calavera
con un crujido de hierro y polvo.
Y el universo se retira
sin saber si tiene una respuesta que no comprende
o si realmente no hay ninguna respuesta.

Awake by Jim Morrison on Grooveshark

jueves, 8 de noviembre de 2012

Era otra noche de insomnio.

Era otra noche de insomnio,
de esas que luego echas de menos,
como las cosquillas de tu madre cuando eres pequeño,
que luego el adulto rechaza con un mohín insolente.

Celebraban una fiesta en mi cerebro a la que nadie me había invitado.
Había vino, vodka, y un extraño humo azul.
Chopin coqueteaba con la amante de Liszt,
el lobo estepario refunfuñaba mientras Rachmaninov improvisaba algo.
Se lo estaban pasando en grande ahí arriba.

Mientras tanto la prostituta ajedrecista brindaba conmigo, asegurando que era virgen,
la esquina jugaba con la sombra de la aguja,
el cristal roto suspiraba enamorado de mi carne, 
y la cortina ardía lentamente, sobrellevando su locura en silencio, sin molestar a nadie.

Todo era tan perfecto, tan aburrido,
(la luna guiñando un ojo, 
las tortugas ganando la guerra, 
una solicitud de matrimonio por correo)
que mi corazón de mermelada no tuvo más remedio,
que derretirse en el suelo
recién fregado
de la cocina.

Y los grillos,
las hormigas,
las garzas del lago helado,
(y un melocotón perdido)
se acercaron a disfrutar del espectáculo.

Pero entonces Ophelia, guapa como la nieve en verano,
me cubrió con sus bragas y parte de su amor.
Y todo terminó,
por fin,
bien.

Etude for piano No. 12 in C minor ('Revolutionary' / 'Fall of Warsaw') Op. 10/12, B. 67 by Frédéric Chopin on Grooveshark

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Pasa un camión de la basura, trémulo de amor.

Los sentimientos son como postales, atrapadas, enajenadas, perdidas,
llegando siempre demasiado tarde, justo después de la ruptura, de la discusión definitiva,
cuando todo ha terminado y ya no tienen ningún sentido.

Como esa primera carta de amor,
de dulce caligrafía azul sobre fondo magenta,
llenando folios y folios con todos esos deseos incuestionables,
febriles,
enmarcando promesas con retazos de carmín reseco.

Somos así de patéticos, ingratos, desmemoriados,
eligiendo la nada, como perros salvajes,
implacables en la huida.

Ya nadie vuela, ni siquiera en sueños,
todo está agotado,
irremisiblemente agotado.

¿ella es una puta y tú un idiota?

Sientes los dientes de hielo con sabor a brea,
las farolas de niebla,
los besos como cepos de acero.

Pasa un camión de la basura, trémulo de amor,
un par de tiburones nadan en el jarrón de flores muertas
buscan un descuido para devorar mi corazón.

Y cuando lo consigan, el mundo será mejor,
más rápido y eficaz,
sin palabras que lo aturdan.

Unfinished sympathy by Massive Attack on Grooveshark

martes, 6 de noviembre de 2012

Acostumbrados a fornicar con la mutilación.

El crucifijo se deshace en la mano de Dios,
y cubre con una diarrea caliente e infinita todo su cuerpo.
Yahveh mira sonriente la larga cola de personas arrodilladas esperando su turno,
ansiosas por limpiar con sus lenguas, por engullir con gula, toda su podredumbre.

La religión como filia sexual.

La luna hace una mueca, la serpiente sigue devorando las palabras,
la sangre salpica, el deicidio se completa.

Duermen las hojas apuntaladas por el otoño,
como mis botellas vacías, cadáveres exangües,
hormigas explotando en el crisol de tu recuerdo inmolado.
¿Por qué nos enamoramos de aquellos que representan un peligro insostenible?

Todos nuestros héroes estaban equivocados,
sin sirenas, ni unicornios.
El milagro cruza mi cerebro con sus pies enfangados y vomita sobre su comisura.

La pared borracha tropieza conmigo,
y por unos segundos todo lo triste desaparece.
Los locos salen a las calles, regándolas con amor y música.
Y uno de ellos grita:
¡Te necesito, te necesito, te necesito, te necesito…!

Pero ella huye, la nada contesta.
Al fin y al cabo solo somos gente usada,
palabras usadas,
amor usado,
tic tac implacable,
sin expectativas,
extraviados.

Acostumbrados a fornicar con la mutilación.

Bloodbuzz Ohio by The National on Grooveshark

jueves, 1 de noviembre de 2012

El coño es la parte más divertida del amor. Luego empiezan las palabras y todo se estropea.

La noche de Halloween estaba transcurriendo lenta y deleznable. Otra noche en que me sentía solo y cachondo, una combinación jodida. Las relaciones humanas estaban condenadas al fracaso, demasiados miedos, represión, dolor. No había tabula rasa, todos insistían en arrastrar su lastre de experiencias dañinas y fracasos. Lo peor era que los primeros meses de relación, únicos, químicamente fantásticos, se iban al garete ahogados por la frustración y la tontería.

Llevaba ya un par de horas bebiendo en aquel bar del extrarradio, hundido en ese estado comatoso del cerebro donde ya nada importa, cuando apareció ella. Era enormemente gorda, gigantesca, riadas de carne sin fin. Se sentó junto a mí. Era algo lisérgico contemplar como envolvía el taburete, como sus muslos bajaban lentamente hasta el suelo y lo cubrían todo. Quizás hubo charla, quizás incluso le invité a una copa, atónito como estaba ante tanta inmensidad, ¿cómo había conseguido sobrevivir, de dónde había salido? Lo importante es que algún momento, sin previo aviso, ese pantagruélico caparazón de carne se abalanzo sobre mí, como el suelo ascendiendo hacía el suicida, sin ninguna opción de esquivarlo.

Elipsis. Estaba en su casa, bebida en mano. Algo se deshacía dentro del vaso. Sonreía tranquilo, no corría peligro, era imposible ante el espectáculo de su excesiva feminidad que pudiéramos seguir adelante. Ella empezó con sus arrumacos. Sus pechos eran enormes masas de carne, eclipses, infringían con su sola existencia varias leyes físicas. Se saco uno de ellos y me golpeó dejándome casi inconsciente. Su boca, como una ventosa agria, empezó a succionar. Sentí la primera falange de su dedo entrando sin permiso en mi culo. ¡Cristo!, me estaba violando de todas las maneras posibles.
Pero al rato mi polla, como un jodido milagro, como Lázaro levantándose de la tumba, como un puto escupitajo al sentido común, apareció, enhiesta, enorme, brillante, palpitante, dolorosa incluso. Ella alzó su cara victoriosa, de rana sonriente, y se tumbó en la cama.

Joder, estaba condenado.

Me alcé sobre ella y empecé a bombear. No había manera. Había demasiado de todo, no encontraba el lugar, como si fuera un jodido liliputiense. Empezó a reírse. Puta. Le iba a dar su ración de carne aunque me costase toda la noche.

Conseguí entrar, absurda ironía, era prieto y delgado, daba un par de empujones y enseguida me expulsaba. Ella no paraba de reír y moverse de arriba abajo, de izquierda a derecha, en círculos, debía de pensar que su coño era una lavadora. Intenté alzar una de sus piernas y algo crujió en mi espalda. Me daba cada meneo que terminaba en el suelo, como un púgil en la lona escuchando la cuenta atrás del árbitro. Entonces me levantaba, intentaba escalar de nuevo esa montaña de carne, hundiendo en ella mis dedos como garfios, y justo cuando conseguía volver a coger el ritmo, ¡Bum! Al suelo otra vez.

En algún momento la cama tembló y las patas delanteras se rompieron con un chasquido. Era como un puto rodeo, intentaba agarrarme a algo pero todo era demasiado grande o resbaladizo. Trasegaba, bebía un lingotazo de la botella de whisky rancio que tenía en el suelo y seguía dándole. No tenía sentido, no disfrutábamos con ello, estábamos atrapados. Pero no podíamos dejarlo, había que culminar, era como estar en la fábrica cuando aún quedaban cinco horas y decías “un poco más, diez minutos más” y seguías y seguíais. Y el motivo se difuminada poco a poco, y solo quedaba la inercia, intentar no volverte loco.

Un par de décadas de sufrimiento después una extraña claridad empezó a retumbar en la habitación. Estaba amaneciendo. Tenía la polla en carne viva y el cuerpo lleno de moratones. Me había desmayado un par de veces. Ella sin embargo parecía cada vez más grande, me cubría con su cuerpo insaciable, inagotable. Empecé a entenderlo, se alimentaba de decadentes, éramos su comida, una súcubo grande y gorda extrayéndonos la energía vital. No había esperanza…

De pronto hizo un ruido extraño, como de ahogo o estertor, un gemido inconexo, no de placer, más bien como el llanto contenido de una madre ante el ataúd de su hijo. Sentí como despedazaba mi polla ahí abajo, era un zángano mutilado cayendo desde el cielo después de haber fecundado a la abeja reina; uno entre decenas.

Y así acabó todo, en ese grito de guerra coital. Me soltó, liberó su presa. Había sobrevivido. Había ganado esta batalla. Una prueba de orgullo en el lugar equivocado.

El dolor era vida, me levanté cojeando, no quise mirar ahí abajo, sabía que no iba poder usarla en mucho tiempo. Empecé a vestirme. Ella ya roncaba ruidosamente. Le eché el último tiento a la botella, la terminé, y salí de allí.

Había demasiada luz. No sabía donde cojones estaba. Miré el reloj. Mierda, en tres horas tendría que volver al trabajo.

Un chino vendía cerveza al final de la calle. Por fin algo de piedad en esta ciudad sin dios.

Animals by MUSE on Grooveshark